La mayor parte de minerales conocidos hasta ahora, más de 3.000, se hallan en forma cristalina, y solo unos pocos son amorfos. Las acumulaciones de minerales útiles se llaman yacimientos.

El Cerro de los Siete Colores. Quebrada de Purmamarca, Jujuy. Se lo lama así por las diferentes pigmentaciones que adquieren los minerales que forman sus paredes. Su peculiar gama de colores es producto de una compleja historia geológica que incluye sedimentos marinos, lacustres y fluviales elevados por los movimientos tectónicos.
Las Rocas
En geología se llama roca a la agrupación natural, inorgánica, heterogénea de uno o varios minerales, de composición química variable, sin forma geométrica determinada, como efecto de un proceso geológico definido.
Las rocas están vinculadas a continuos cambios por las acciones de los agentes geológicos, según un ciclo cerrado, llamado ciclo litológico o ciclo de las rocas, en el cual participan inclusive los seres vivos.
Las rocas están constituidas, en general, por mezclas heterogéneas de diversos materiales homogéneos y cristalinos, es decir, minerales. Las rocas poliminerálicas están formadas por granos o cristales de varias especies mineralógicas y las rocas monominerálicas están constituidas por granos o cristales de un mismo mineral.
Las rocas suelen ser materiales duros, pero también pueden ser blandas, como ocurre en el caso de las rocas arcillosas o arenosas.

Torres de granito en Torres de Paine, Chile. Hace 12 millones de años que batolitos de rocas formadas durante un período de gran actividad volcánica crearon la Torres del Paine y sus altas montañas.
Memoria del planeta
Las rocas, al igual que las cajas negras de un avión o el disco duro de una computadora, almacenan en su interior información muy útil sobre lo que ha sucedido en el pasado. Las rocas están en todas partes, en cuevas en medio de las montañas, mezcladas entre los pliegues, o depositadas en el fondo de lagos y océanos, y todas ellas nos ofrecen pistas sobre el pasado geológico.
A través del estudio de las rocas podemos reconstruir la historia de la Tierra. Inclusive las rocas más insignificantes pueden detallar historias acerca de otros tiempos, ya que las rocas han estado con nosotros desde el principio del universo. Formaban parte de la nube de polvo y gases que giraba alrededor del Sol hace más de cuatro millones de años.
Las rocas han sido testigos mudos de los cataclismos que nuestro planeta ha experimentado. Ellas saben del frío de la era glacial, del intenso calor del interior de la Tierra, y de la furia de los océanos.
Guardan mucha información sobre cómo los agentes externos, el viento, la lluvia, el hielo y los cambios de temperatura, han alterado la superficie del planeta durante millones de años. Para las civilizaciones antiguas, las rocas simbolizaban la eternidad.
Esta idea ha perdurado a través del tiempo debido a que las rocas persisten, pero a su vez son recicladas una y otra vez. Dentro de cincuenta millones de años, nada será como lo conocemos hoy, ni los Andes, ni el Himalaya, ni el hielo de la Antártida, ni el desierto del Sahara. La meteorización y la erosión, aunque lentas nunca se detienen. Esto nos debe alejar de cualquier idea de inmortalidad de las características de la Tierra.
¿Cómo va a ser todo en el futuro? No sabemos. Lo único evidente es que habrá rocas. Sólo las rocas permanecerán, y su composición química, su forma y su textura proporcionarán pistas sobre los acontecimientos geológicos previos y sobre como la superficie de la Tierra era en el pasado.
